A pesar de la vigente prohibición provincial, un incendio de pastizales de gran magnitud requirió la intervención coordinada de Protección Civil, Bomberos y otras fuerzas en la zona de Cañada Ancha.
Un llamado de alerta emitido por el cuerpo de Bomberos desató la activación de los protocolos de defensa de Protección Civil en Malargüe, Mendoza, ante un voraz incendio de pastizales. El foco ígneo se localizó en Cañada Ancha, sobre la Ruta 222, específicamente en el área conocida como El Infiernillo de la ruta vieja, en el margen norte del río Salado.


Las llamas, descritas como intensas y severas, se vieron avivadas por fuertes vientos provenientes del noroeste, lo que dificultó considerablemente las tareas iniciales de ataque directo al fuego, según explicó Damián Contreras, a cargo de Protección Civil. A esto se sumaba el riesgo inherente al terreno, con cárcavas propias de las formaciones geológicas del lugar, representando un peligro adicional para el personal abocado a la extinción.
Las pericias preliminares permitieron determinar que el inicio del incendio se ubicó al final del infiernillo, en dirección de este a oeste, lo que, dadas las características del suceso, apunta a una posible intencionalidad o negligencia como causa desencadenante.
El trabajo conjunto entre el personal del Plan Provincial de Manejo del Fuego y Guardaparques permitió dimensionar la magnitud del siniestro, estimándose una afectación de más de un kilómetro y medio de largo por entre dos y tres kilómetros de ancho, lo que se traduce en aproximadamente 300 hectáreas consumidas por las llamas. Se requirió un arduo trabajo físico y numerosas horas para lograr controlar y extinguir el fuego, según informaron las autoridades.
Afortunadamente, el incendio no representó una amenaza directa para puestos o ciudadanos de la zona. En la respuesta a esta emergencia, participaron activamente Protección Civil, Bomberos, la Policía, el Plan Provincial de Manejo del Fuego, Guardaparques y la Dirección de Servicios Públicos, demostrando la importancia de la coordinación interinstitucional ante este tipo de eventos.
Ante esta situación, desde Protección Civil se realizó un enfático llamado a la reflexión a los pobladores de la zona rural. Se instó a abandonar la práctica cultural o ancestral de quemar pasturas, desmitificando su efectividad y resaltando los graves riesgos que conlleva. Se hizo hincapié en la importancia de adoptar técnicas alternativas y de tomar conciencia sobre las potenciales consecuencias devastadoras de los incendios.
Finalmente, se recordó a la comunidad la disponibilidad de Protección Civil y el área de Recursos Naturales, a través de los Guardaparques, para brindar asesoramiento y concientización sobre la prevención de incendios y el cuidado del medio ambiente. Se subrayó el rol de estos organismos como aliados fundamentales para proteger el valioso entorno natural de Malargüe.